Alimentación y lactancia: la educación parte desde el núcleo familiar

Por Catalina González Garcés, Nutricionista Hospital Regional Coyhaique.

Este 16 de octubre se conmemora el “Día Mundial de la Alimentación”, efeméride que promueve la concientización y acción a escala global para aquellos que padecen hambre y la necesidad de garantizar la seguridad alimentaria y dietas nutritivas para todos. 

En la región de Aysén, las estadísticas de obesidad y malnutrición por exceso en la población menor de 6 años abarca un porcentaje del 43,6%, siendo específicamente el ítem “obesidad” de un 15,3%, cifra que está por sobre el promedio nacional, que alcanza un 11,39%. Esta tendencia se replica en la población en general, donde no existe ningún grupo etario que esté sin problemas de malnutrición por exceso, lo que lamentablemente va en ascenso. 

A partir de estas cifras, surge –inevitablemente- la interrogante en torno a por qué se repite este patrón en todo el grupo familiar. Si consideramos el porcentaje anterior, podemos ver que el menor de 6 años que aún no ingresa al colegio ya viene con obesidad desde su hogar, por lo tanto, los malos hábitos alimentarios y el sedentarismo han sido inculcados y aprendidos desde el núcleo familiar. 

Por este motivo, es fundamental poder crear conciencia desde un inicio sobre la importancia que tiene una buena nutrición en la población en general. Por ejemplo, hoy en día a pesar que en Chile existe un posnatal de 6 meses, el período más amplio dentro de los estándares de América Latina, hecho que se complementa con otros múltiples beneficios que tiene la madre en la materia, no se le da la importancia y lugar que tiene una Lactancia Materna Exclusiva por lo menos hasta el sexto mes de vida y complementaria a una alimentación  sólida hasta los 2 años del niño, olvidándose de los beneficios a corto y largo plazo que la leche materna presenta. 

Pero, ¿por qué hablar de lactancia cuando se refiere a obesidad? Porque uno de los factores de riesgo de ser obeso en la edad adulta es el no haber recibido leche materna el tiempo suficiente cuando fue necesario. 

Desde otra perspectiva, si bien la población cuenta con cierto nivel de conocimiento en torno a lo que significan los buenos y malos hábitos alimentarios, éstos no son llevados a la práctica por diferentes motivos, principalmente en nuestra región por factores de clima que afectan directamente en la actividad física, a lo que se suman las dificultades para acceder a ciertos productos considerando su valor en el mercado, lo que conlleva a una alimentación con alta densidad energética basada en un elevado consumo de hidratos de carbono y grasas saturadas. 

¿Qué hacer frente a esta problemática? Es tarea la educación constante y permanente en los diferentes grupos etarios, concientizando a la población de la importancia que tiene la forma de alimentarse, considerando calidad y cantidad de nutrientes, selección de alimentos y horario de comidas en el día. Tener conocimiento de cómo mantener un determinado hábito o por qué comer un alimento y no otro, es clave para lograr cambios radicales y permanentes en los hábitos de la población. 

Hoy en día no hay excusas para no alimentarse bien, existe bastante difusión respecto a cómo llevar una buena nutrición, es por eso que es fundamental poder seguir educando a la población para prevenir el aumento de las estadísticas respecto a la malnutrición por exceso, que es el actual problema alimentario de nuestro país, el que va en constante ascenso. 

Existen cinco medidas clave para llevar una buena nutrición, las que pueden aplicarse en el hogar y que benefician a todo el grupo familiar. La primera de ellas, es tomar desayuno y no saltarse horarios de comida, por un lapso no mayor de 4 horas entre cada una. 

Otro punto fundamental es beber suficiente agua libre de azúcar, aproximadamente 35 cc. por kilo de peso; evitar las cargas nocturnas de alimentación, no en base a hidratos de carbono. También debemos prevenir el consumo frecuente de alimentos procesados, privilegiando frutas y verduras, que son grandes aportadores de agua, fibra vitaminas y minerales. Por último, hay que cuidar las porciones de comida, considerando que dependiendo los requerimientos de cada persona, éstas serán diferentes. Es tarea de todos poder revertir las estadísticas que reflejan una realidad que no quisiéramos contar, sin embargo, queda la inquietud para todos en cómo poder realizar el cambio que se necesita.