Reflexiones de lactancia materna en tiempos de pandemia

Dra. Carmen Lucero Loaíza. Pediatra Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) del Hospital Regional Coyhaique.

Desde mis inicios en el campo de la Medicina, más años de los que en realidad quisiera, me pregunté cuál pudiera ser el aporte profesional significativo que podría legar a la humanidad.

Cuando me enfrenté a los primeros pacientes después de haber salido de la Escuela de Medicina, y encontrarme en un hospital como médico general de zona, sin la supervisión de mis docentes, sentí que era nada, que nada sabía, y que el trabajar intentando salvar vidas no era cosa de hombres, era trabajo de Dios, quien me puso ante ese ser humano en los inicios de su vida, en su tierna infancia, en los albores de su juventud, en la experiencia de la madurez y en el ocaso de la vida.

Al practicar lo que estaba escrito en los libros de Medicina y lo que mis profesores me habían enseñado, me di cuenta de que los resultados eran diferentes en un paciente u otro, que no siempre eran los esperados y que yo sólo era un mero instrumento. También se me hizo más claro que, desde mi lugar, no iba a hacer grandes aportes a la Medicina, pero que había pacientes que me necesitaban y, mi deber no era tan sólo devolverles el bienestar físico o la salud en todos sus aspectos, sino también proteger su vida, para que fueran individuos sanos y felices.

¿Cómo entonces, podría contribuir a la sociedad con individuos sanos y felices?
Al menos desde su llegada al mundo, desde la Pediatría y la Neonatología. Descubrí que en aquellos niños, sanos o enfermos que asistía en el parto y procuraba que sus madres los acogieran en su regazo, los acariciaran mientras se les cortaba el cordón y luego procedía a los primeros pasos de reanimación si era necesario, tenía casi asegurada una lactancia materna exitosa, así fueran prematuros extremos y /o requirieran separación de su madre.
También advertí, que aquellos que requerían hospitalización, cuando recibían leche de sus madres, se recuperaban más rápidamente y que habitualmente tenían pocas o ninguna secuela en su seguimiento posterior. Comencé entonces a profundizar mis conocimientos en Apego, y el papel de la leche materna en el desarrollo de los individuos.

Los beneficios de la lactancia materna son hoy ampliamente reconocidos tanto para la salud de la mujer como para los niños, la familia, la sociedad, el medio ambiente y la humanidad; y cada vez se han dado a conocer muchos trabajos científicos que así lo avalan.

Mientras me interiorizaba estudiando el tema, ya se hablaba en algunos hospitales del país, por experiencias e influencia extranjera, gracias a importantes organizaciones mundiales como la UNICEF y la OMS, sobre la humanización del parto, procurar lactancia materna exclusiva a lo menos hasta los seis meses, método canguro en los prematuros y se dio inicio a la iniciativa Hospitales Amigos de la Madre y el Niño.

La Sociedad Chilena de Pediatría formó el Comité de Lactancia Materna e inició su campaña para lograr legislación que prolongue el postnatal a los seis meses de vida (arduo trabajo que se prolongó por varios años).

Tras preparar múltiples talleres dirigidos al personal de salud y a la comunidad sobre la lactancia, me percaté que la mayoría del público reconocía y manejaba los conceptos de su importancia, sus beneficios y ventajas, sin embargo, parecían ignorar o eludían los riesgos de la lactancia artificial y sus consecuencias en el presente y futuro del ser humano. Por lo tanto, me centré en ello: dar a conocer a los profesionales y técnicos que trabajan atendiendo la diada madre-hijo, a las puérperas y a quien me quisiera escuchar, los riesgos a los cuáles se exponen los recién nacidos y lactantes que reciben fórmulas artificiales.

¿Por qué, entonces considero que es tan importante la lactancia materna? La lactancia es la alimentación natural de todas las crías de los mamíferos, entre los cuales se encuentra el ser humano. A través de la lactancia se le aporta al niño mucho más que una alimentación óptima, porque la leche materna es un líquido vivo, específico para cada especie y para cada individuo, que además de nutrientes en cantidad y proporciones óptimas contiene factores inmunológicos, antiinflamatorios, inmunomoduladores y de crecimiento, además de células, anticuerpos, enzimas y hormonas.

Estos conocimientos hoy, en tiempos de pandemia por SARS Cov-2 o COVID-19, se han puesto en vigencia y se han hecho más relevantes cuando los trabajos científicos, avanzada la pandemia, muestran que el virus no se ha logrado aislar en la leche materna de mujeres que estando enfermas por COVID-19 mientras estaban embarazadas o postparto, y sin embargo, han encontrado anticuerpos contra este virus.

Por ello, en estos tiempos difíciles, la recomendación de la OMS, de las sociedades científicas y de esta humilde pediatra para todas las mujeres que están amamantando, enfermas o no, es continuar con ello, respetando las medidas sanitarias de uso de mascarilla, lavado de manos antes y después de atender a su bebé, y el distanciamiento social tan necesario en estos días.